Por Cristián Cuevas Zambrano
El 24 de Julio del año 2015 quedará en la memoria de los/as trabajadores/as contratistas del cobre y del movimiento sindical. Fue la noche de la arremetida final de la patronal y sus aliados de turno para dar un golpe certero a los/as trabajadores/as liderados por la otrora poderosa Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC). Esa noche cae en la lucha el compañero Nelson Quichillao en el centro minero El Salvador.
La historia del movimiento obrero se escribe con letras de sangre cuando este se levanta y que quiere avanzar para alcanzar sus legítimos derechos. La furia del poderosos la pagó esta vez nuestro compañero con su vida.
Este golpe fue letal no sólo para Nelson, sino que también para el movimiento de trabajadores/as contratistas del cobre, que se fue entregando a los lobbistas impúdicos de los gobiernos de turno.
Pasados 3 años del fatídico suceso, podemos decir que el gran perdedor ha sido también el conjunto de trabajadores contratistas, pues sus derechos y beneficios alcanzados en años de lucha han sido mermados y su principal organización, la CTC, ha sido desfondada por una conducción que no estuvo ni ha estado a la altura, y que lamentablemente no ha tenido al decencia ni la dignidad de evaluar autocríticamente su situación pasada y actual.
No podemos continuar de esa manera. Es fundamental rectificar el camino, poniendo en el centro del debate la unidad, pero también la restitución de la diversidad, que era justamente la fuerza motriz de la CTC.
Estos 3 años que han pasado, han sido también 3 años sin justicia para nuestro compañero Nelson Quichillao. Es indignante ratificar una y otra vez que la justicia está hecha también para los poderosos. Es al mismo tiempo dolorosa la desmemoria hacia un mártir que cayó luchando en el silencio del desierto.
Como trabajadores/as tenemos un deber moral y ético de levantarnos una vez más, organizadamente, para construir una épica para este tiempo que nos dé la fuerza para terminar con el abuso, la explotación e incertidumbre que a diario vivimos las grandes mayorías del país.
Ese sin duda sería el mejor homenaje que le podríamos rendir al compañero Nelson Quichillao. Nuestro Deber es continuar.
¡¡Arriba los/as que luchan!!