Las tomas y movilizaciones feministas de mayo de 2018 evidencian una ruptura que se viene produciendo hace un tiempo en nuestra sociedad, aunque faltaba un golpe de fuerza para que finalmente fuera lo suficientemente distinguible, de modo de no dejar indiferencia posible.
Desde una reivindicación específica respecto del acoso en las universidades a las mujeres, se instala una lucha más profunda vinculada a la igualdad y la no violencia y abuso de poder entre personas. Desde esa perspectiva, el movimiento feminista no sólo irrumpe contra el patriarcado y el machismo, sino que también contra los fundamentos de un modelo de sociedad cuyas relaciones sociales se basan en el individualismo, el egoismo, la competencia, la violencia, la usura, la hipocrecia y la explotación del/a otro/a. Junto con ello, nos recuerda que el cuerpo es también un territorio ideológico sobre el cual se construye soberanía.
La torpe #Agendamujer que propone el gobierno demuestra varias cosas, entre ellas que el feminismo sigue siendo un tema incómodo especialmente para la derecha (a pesar de sus intentos por liderar un programa de igualdad de géneros); que las soluciones propuestas no pueden sino mantener la misma lógica de transformar las demandas por igualdad de derechos en un negocio; y que no es posible para el orden actual incorporar estas demandas sin que se vean afectados sus intereses.
Resulta sin duda urgente implementar nuevas leyes para asegurar la igualdad entre hombres y mujeres, asi como también protocolos dentro de las organizaciones, en momentos en que la institucionalidad actual parece incapaz de responder en forma satisfactoria a las demandas de igualdad de trato, ni de entregar protección y reparación adecuada en casos de abuso, acoso y prácticas sexistas. Pero, asimismo, es clave instalar con más fuerza que todo ello no es final sino el inicio, y que lo que vendrá no será invertir los papeles entre hombres y mujeres, sino que la construcción de una nueva sociedad más libre y más justa. En ese camino serán fundamentales los cambios al sistema educativo completo, al igual que la discusión sobre el rol de los hombres en este proceso.